Rajoy se ha tirado los dos últimos meses diciendo que el gobierno de España no iba a pedir rescate alguno, ni siquiera aunque pintaran bastos por el agujero que Bankia y otros bancos-cajas nos hubieran generado. Y cuando por fin se ponen de acuerdo en la UE en darle a España nada menos que 100.000 millones de euros para tapar esos agujeros financieros, Rajoy no sólo dice que a él no le ha presionado nadie para pedir el rescate, sino que si alguien ha presionado ha sido él. ¿En qué quedamos? Lo cierto es que Barroso le llamó la semana pasada y le convenció de que el rescate era inevitable, pues era bueno (según el primer ministro europeo) tano para España como para el euro.
Pero ya puestos en el trágala de tener que pedir un rescate, el gobierno de la derecha ultraconservadora de Rajoy, con De Guindos a la cabeza, han emprndido una campaña de comecocos de cara a que los españoles nos traguemos una minimización del impacto que en nuestras vidas vaya a provocar el rescate, sobre la base de varias ideas:
1º) Que esto no es un rescate. Rajoy dice que no quiere entrar en un debate nominalista. Pero todo el gobierno está haciendo esfuerzos ímprobos para meternos en la cabeza que esto no es un rescate sino un crédito que se le concede a los bancos españoles que lo necesiten pidiéndoselo al FROB.
Vano esfuerzo, pues la gente no es tonta y aunque hasta hoy un 55% e haya creído el mensaje del gobierno, tarde o temprano descubrirá que un rescate no es más que eso, un préstamo que se le da a un país para que éste lo destine a cubrir las necesidades que tenga. ¿Que España piensa que sus necesidades prioritarias son sanear la banca? Pues vale, la UE se lo da para sanear la banca, pero es un rescate de igual categoría que el que se les ha concedido a otros países.
2º) Que la diferencia de nuestro rescate con lo que les ha pasado a Grecia, Irlanda y Portugal es abismal, pues la cuantía de nuestros 100.000 millones de rescate equivale al 10% del PIB, mientras que el rescate a Grecia supone un 78% de su PIB, a Irlanda un 43% y a Portugal un 31’5%.
De acuerdo. Cuantitativamente el rescate es de una cuantía menor si lo comparamos porcentualmente respecto del PIB. Ojo: la cantidad es brutal en cualquier caso, pues 100.000 millones son 16’5 billones de las antiguas pesetas.
3º) Que España no va a perder soberanía, pues las condiciones se van a limitar al sector financiero, a la banca, y no a otras magnitudes macroeconómicas. O sea, que la intervención de los hombres de negro (los cuervos que la troika de Bruselas, el BCE y el FMI mandará a España a fiscalizar nuestras cuentas) se va circunscribir en exclusiva a las cuentas de la banca, y no a otros ajustes que aprieten más aún nuestros cinturones.
Nada más falso:
– Si el rescate es sólo financiero y la intervención va a ser sólo a la banca es porque España ya ha sido intervenida previamente en otros aspectos desde mayo del 2010. Así, España ha tenido que cambiar hasta la Constitución para introducir en ella el compromiso del Pacto Fiscal que la Merkel ha impuesto en toda Europa, y está siendo supervisada constantemente por la troika (desde la desconfianza de los mercados) respecto del cumplimiento de la reducción del déficit público y las reformas estructurales que “debe” acometer. De forma que los ajustes que los otros países rescatados han venido impuestos por la troika bajo la amenaza de que si incumplían no se les abonaba el siguiente pago, los ajustes de España (los de sus ayuntamientos y CC.AA., los de la brutal reforma del mercado de trabajo y las pensiones, los de los recortes de gastos en sanidad, educación, servicios sociales, los de las subidas de impuestos, etc.) han sido autoimposiciones auspiciadas por el miedo a que “los mercados” no se prestasen el dinero suficiente para seguir tirando, aunque fueses a precios exorbitados. Dicho en plata: España lleva intervenida de forma sutil ya dos años, y ahora la intervención va a ser menos sutil, más descarada.
– Bruselas vincula el rescate al ajuste del déficit público. Así lo dice la letra pequeña del acuerdo. Aún no está escrito, pues sólo cuando se sepan los resultados de las auditorías se conocerá cuánto dinero en concreto necesitará la banca española para su recapitalización, y será entonces cuando se concreten las condiciones. Aunque algo ya se sabe, aunque sea a título de especulación: que los intereses podrán oscilar entre el 3 y el 4%; que la banca española tendrá 15 años para pagar; que el dinero irá viniendo al FROB a cuentagotas, en la medida en que los bancos lo vayan pidiendo…
– La Comisión desmiente a Rajoy y avisa que el crédito se parará si se incumplen los objetivos. Porque los 100.000 millones (o lo que al final sea el rescate) son más deuda del Estado (diez puntos más), se anotan a la deuda soberana de España. El FMI ha insistido en que sean las entidades las que paguen tras la crisis. Pero está claro en el acuerdo que si España no paga, los prestamistas dejan de prestar. De forma que si los bancos prestatarios no pagan, España tendrá que pagar por ellos.
– Alemania, Holanda y Finlandia han sido los países que más pegas han puesto al cuerdo del eurogrupo. El ministro alemán de finanzas, Schäuble, ha insistido en que la troika vigilará a España de forma muy severa; y el comisario de la competencia, Joaquín Almunia, ha advertido de que existen condiciones, no sólo para la banca, sino también para el Estado. Es lógico, pues quien pide el préstamo a la UE no es la banca, sino el Estado español, de forma que si la banca no devuelve el dinero recibido en créditos con sus respectivos intereses en los plazos y formas que se fijen, deberá ser el Estado español quien pague.
– El dinero que el FROB preste se inyectará a las entidades en forma de capital, por lo que el Estado no puede aspirar a que la entidad lo devuelva, sino a que el banco se revalorice lo suficiente como para algún día poder vender la participación pública y recuperar así ese dinero. Es necesario que el plazo de vencimiento de ese crédito sea lo suficientemente amplio como para que el Estado pueda vender las participaciones de las entidades nacionalizadas sin perder el capital invertido. Si los gestores de los bancos siguen demostrando la incapacidad de la que hasta ahora han hecho gala sus predecesores, no podrán devolver esas ayudas al FROB al Estado, y entonces la crisis bancaria en convertirá crisis de deuda pública.
– ¿Qué condiciones puede pedir la troika prestamista a la banca? Seguro que impondrán recorte de dividendos, o conversión de dividendos en acciones (porque con ello se elevan los recursos propios y reflejan confianza del inversor en la entidad). También pueden perderse total o parcialmente inversiones en bonos o deuda subordinada. Y se deberán aplicar las rebajas de salarios establecidas: 600.000 euros como máximo si se reciben ayudas públicas y 300.000 euros de sueldo cuando la entidad esté controlada por el Estado.
Pero sobre todo habrá el FMI insistirá en “profesionalizar” el sector financiero español. Lo que equivale a decir que la banca tendrá que realizar severos ajustes en sueldos y oficinas. Dicen “los expertos” que sobran unas 8.000 oficinas (26% del total) y unos 35.000 trabajadores (15%) en el sector bancario español. De experiencias de los ajustes habidos en la banca europea podemos deducir que se intentará vender unidades de negocio, participaciones industriales, filiales bancarias o de seguros. En España las medidas de reforma financiera impuestas a la banca tendrán de todo un poco, siempre sobre la base de reducir plantillas y oficinas. Porque la reforma no se trata de salvar sólo a Bankia y sus 23.500 millones, más los 10.000 millones más para recapitalizar CaixaCatalunya, Banco de Valencia y Novagalizia. Habrá otras entidades que pidan dinero al FROB. Y en todas ellas las condiciones serán drásticas en cuanto a reducción de costes en infraestructuras y personal se refiere. Los sindicatos alertan de su “alto coste” social. Toxo dice que los cierres de miles de oficinas y los despidos de 35.000 empleos serían intolerables.
4º) De Guindos ha presentado el rescate como una operación de saneamiento necesaria para que la banca vuelva a dar créditos a las empresas y las familias. Pero Cándido Méndez (UGT) considera que el préstamo de la UE endurecerá las condiciones del crédito a las familias. Porque una de las formas de control de las entidades que acudan al crédito podrá ser el control de las ofertas comerciales. El ejemplo lo tenemos en Portugal, donde se ha limitado a los bancos a que no concedan créditos que superen en un 20% el volumen de depósitos.
5º) Que este rescate va a ser la solución al acoso que España está teniendo por parte de los especuladores. Mentira. Los mercados lo han desmentido a la primera oportunidad que han tenido: la apertura de las bolsas ayer lunes. Si el acuerdo del eurogrupo se producía el sábado por la tarde, las bolsas del lunes reaccionaban de nuevo con recelos respecto a la deuda soberana (la prima de riesgo vuelve a 520 puntos pese al rescate a la banca), el tipo del bono a 10 años subía hasta el 6,473%, y el Ibex no repuntaba tampoco.
Las razones que alegan los defensores del acuerdo es que las dudas de los mercados se deben a la falta de concreción del acuerdo (se disiparán cuando las auditorías emitan sus resultados y se suscriba el memorándum de compromisos), y sobre todo a la incertidumbre que generan las elecciones griegas del 17 de junio. Pero motivos de este tipo siempre van a existir, y condiciones tan favorables para que se despejen las dudas de los inversores como una inyección de 100.000 millones de euros, no se van a producir todos los días. Y sin embargo no se ha producido ese vuelco que los responsables europeos esperaban.
Todo ello sobre la base de que los términos conocidos hasta ahora se confirmen. Porque si algún dato es relevante de toda esta operación de rescate es la opacidad. Nadie está explicando con transparencia lo pactado. Es la marca de la casa del gobierno de Rajoy: el presidente no comparece a explica nada, el ministro De Guindos responde con grandilocuencia que lo hecho es un buen negocio, pero nadie aclara lo hablado con los líderes europeos. Lo que es seguro es que los términos del acuerdo han amarrado corto al gobierno español, aunque éste no lo quiera reconocer.
¿No será ya hora de poner luz y taquígrafos a este rescate disfrazado? ¿No será hora de que Merkel, Barroso, Oli Rehn, Van Rompuy, Draghi, Monti, Rajoy y los demás se den cuenta de que la estrategia del ajuste es la verdadera causa de la desconfianza de los mercados, en la medida en que dejan a economías como la de España con más deudas y sin posibilidades de relanzar el desarrollo (o crecimiento, como gusten)? ¿No será hora de dejar de mirar a los mercados y mirar de cara a los ciudadanos, sus necesidades y potencialidades de crear empleo y riqueza si se les dan oportunidades de financiar empresas y creación de puestos de trabajo?
El hecho de disfrazar el rescate de mero préstamo a la banca refleja por sí mismo un estrepitoso fracaso del gobierno español a la hora de defender la soberanía española y los intereses de los ciudadanos.
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